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Amor cortés
seruidor y enamorado...
Autofinalidad del amor, servidumbre incondicional e idealización
de la amada, complacencia en el sufrimiento del amante... ¿Mito,
tradición literaria o realidad?
Definiciones
«En el denominado "amor cortés" el amante se comporta
con la amada en forma muy semejante a como debe hacerlo el vasallo con su
señor».
Miguel de Santiago [1989:16].
«Durante muchos siglos la idea y práctica del amor
habían estado regidas por la libido, y su código era el
Ars amandi, de Ovidio. El amor era un impulso de carácter
sensual y perfectivo que aspiraba al goce material y al logro definitivo y
absoluto. Pero la vida cortesana de los castillos occitánicos en el
siglo XII adoptó una nueva y extraña inteligencia
erótica en la que predomina la idea de servicio permanente y
desinteresado. El es llamado amor cortés. El amante no se
propondrá un objetivo o una meta, como es cobrar la pieza de caza y
satisfacer en ella un afán de victoria, sino que se mantendrá
en un estado de amor que no aspira a ninguna recompensa o
galardón. Es un imperfectivo amar por amar que se mantiene
permanentemente, a través de múltiples matizaciones como
servidor humilde y fiel en homenaje sin esperanza a la mujer amada. Lo
característico del amor cortés, en contraste con el amor
ovidiano, es la sumisión del amante ante la soberanía de la
dama, la señora, de la que nada espera y a la que
dedicará toda su vida en actitud de delicuescente melancolía.
De ella va a provenir el tono doliente y gemebundo del poeta amante que
llora no su desventura ante un fracaso, que sería una
solución, sino el paradójico dulce mal de amor con
las agravantes de consentimiento y perduración. No hay un grito de
pasión triunfal o de rabia ante la derrota, ni una solución
definitiva en el juego del amor; no hay pugna mutua de contrarios en la que
se vence o se es vencido. La batalla se libra de continuo sin resultado en
el interior mismo del poeta-amante que padece y se deleita a la vez en ese
estado de amor sin ulteriores consecuencias».
Jesús Manuel Alda-Tesán [1992:29-30].
«Amor cortés, código de
comportamiento que definía las relaciones entre enamorados
pertenecientes a la nobleza en Europa occidental durante la edad media.
Influido por las ideas coetáneas de la caballería y del
feudalismo, el amor cortés requería la adhesión a
ciertas reglas elaboradas en la canciones de los trovadores, entre finales
del siglo XI y los últimos años del siglo XIII, que
provenían originalmente de la obra Ars Amatoria del poeta
romano Ovidio.
»De acuerdo con esas convenciones, un noble, por lo general un
caballero, enamorado de una mujer casada de igual o a veces más
elevada alcurnia, tenía que demostrar su devoción mediante
gestas heroicas y escritos amorosos, presentados de forma anónima a
su amada. Una vez que los amantes se habían comprometido uno al otro
y consumado su pasión, tenía que mantenerse en completo
secreto. Puesto que, en la edad media, la mayor parte de los matrimonios
entre la nobleza no eran más que meros contratos de negocios, el amor
cortés era una forma de adulterio aprobado; esto era así
porque no suponía una amenaza ni al contrato matrimonial ni al
sacramento religioso. De hecho, la infidelidad entre los amantes era
considerada más pecaminosa que el adulterio de esta relación
extramarital.
»La literatura sobre la tradición del amor cortés
incluye obras como Lancelot, del poeta francés del siglo XII
Chrétien de Troyes, Tristán e Isolda (1210), de
Gottfried von Strassburg, Le Roman de la rose (hacia 1240) de
Guillaume de Lorris y Jean de Meun, y los romances relativos a la leyenda
del rey Arturo. El tema del amor cortés fue desarrollado en la
Vita nuova (Vida nueva, c. 1293), y en la Divina Comedia
(hacia 1307) de Dante Alighieri, y en los sonetos del poeta italiano del
siglo XIV Petrarca».
[Encarta 99].
Un decálogo
A. D. Deyermond [1973:43] establece algo
así como un decálogo que normalmente siguen los practicantes
del amor cortés y que Ildefonso Vega Fernández [1983:16] resume de la siguiente
manera:
- Nobleza del hombre y de la mujer en linaje y conducta.
- La fuerza del amor presenta a la amada como admirable y engendra virtud
en el amante.
- Normalmente, este amor es adúltero.
- El objetivo del amante es lograr el trato sexual, dentro o fuera del
matrimonio.
- Es un amor frustrado por imposibilidad de consumación o porque el
desastre sigue a dicha consumación.
- Es trágico y no cómico -pese a su tratamiento
cómico en la literatura medieval española-.
- Frecuente transposición al amor sexual de las emociones y de la
imaginería religiosa.
- El amante reconoce su inferioridad con respecto a la dama, al margen de
que sea inferior o no en la vida real.
- Es escasa las correspondencia de la dama al amor del caballero (al menos
en la literatura medieval).
- Los amantes tratan de encubrir su amor.
Rasgos
«El tratamiento del tema amoroso, en la literatura clásica,
fue ampliamente abordado por Ovidio, en su "Ars Amandi", con una
visión sensual, erótica, gozosa y placentera.
»En la corte de Provenza, los rasgos del amor cortés
difieren del amor carnal de Ovidio, porque representa la forma de sentir de
una sociedad distinta: todo el sentido de la vida se concreta en servir al
amor. Por él está dispuesto el hombre medieval, desde el
s. XII hasta el s. XV, en que surgirá Petrarca con una
nueva sensibilidad, a sufrir, penar, ser esclavo..., con tal de ser digno
servidor del amor. Sólo sufriendo, el hombre puede amar.
Además, ama con la misma veneración que se le tiene a
Dios. (...)
»Los rasgos de este amor son los siguientes:
- La humildad, pues siempre el enamorado se siente inferior a la
amada.
- La cortesía, porque sus formas no son groseras sino
refinadas y llenas de delicadeza. Sólo los nobles en linaje y
conducta, hombre y mujer, pueden aspirar al amor.
- La utopía, porque no aspira a conseguir el favor de la
amada; sólo le basta con expresarle su admiración y su
devoción, sin esperar ninguna recompensa a cambio.
- El desinterés, porque el poeta no pretende el
matrimonio, sino que canta a una dama excelsa y elevada con la que no puede
aspirar al casamiento.
- La frustación, por la imposibilidad de consumar el amor
o porque el desastre sigue inmediatamente a la consumación.
- El secreto, por ser un amor encubierto, no manifestable
públicamente.
»Para Lewis, esto es así porque un esposo no podría
transmitir un amor apasionado, desinteresado y utópico a la esposa,
cuando en su relación con ella, la dama está sometida al
marido; es ella la sierva de su señor».
Juan Santaella López [2000:12-14].
Una metáfora: De rodillas ante ella
Metáfora del amante seducido y símbolo del sacrificio
divino, el unicornio protagoniza numerosas leyendas medievales.
«Una reelaboración del mito [del unicornio] en sentido
profano se encuentra en el Bestiare d'amour de Richart de
Fournival, anterior a 1260. Aquí el unicornio representa al amante
seducido por el perfume de la Virgen, que Amor, astuto cazador, ha colocado
en su camino para hacerlo morir de desesperación. La metáfora
se inserta perfectamente en la concepción del amor cortés, con
una desviación capital de la alegoría
místico-teológica al imaginario erótico. Esta
reinterpretación del mito en sentido secular se ve influenciada por
los poetas sicilianos y sobre todo por la lírica de los trovadores,
que a menudo se sirven de metáforas zoólogicas para describir
los rituales del cortejo.
»En el Bestiare d'amour de Richart de Fournival los
animales son reconducidos al reino de los cinco sentidos, atraídos
por la fascinación femenina. En él, el unicornio se asocia al
olfato: "fui capturado también por medio del olfato, como el
unicornio, que se duerme al captar el suave perfume de la virginidad de una
muchacha [...], y cuando reconoce una por el olor, se arrodilla ante ella y
se inclina con humildad y dulzura, como si quisiera ponerse a su servicio".
Salta a la vista la referencia al vasallaje amoroso del caballero para con
su dama, concepto clave del amor cortés».
Sandra Pietrini [2000:63].
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